La degradación de las cuencas hidrográficas en Bolivia pone en riesgo a la población indígena

En la microcuenca Uchama, cerca del centro de Bolivia, las sequías son cada vez más largas y severas. Cuando llueve, lo hace con tanta intensidad, y durante tan poco tiempo, que el suelo se erosiona. En esta zona que se encuentra en la localidad de Mizque, en el departamento de Cochabamba, no es fácil vivir de la tierra. La población indígena del lugar, de las comunidades Lampazo, Aguada, Sombrerito y Chillijchi, cultiva en secano: no cuenta con sistemas de riego y no conoce las técnicas agrícolas necesarias para sacar provecho de una tierra tan dura que sólo se degrada cada vez que se trabaja.

En la localidad boliviana de Mizque la pobreza extrema afecta al 35% de la población y la pobreza al 49,5%

Esto se traduce en una producción de alimentos escasa, lo que reduce su disponibilidad para autoconsumo y limita los ingresos económicos que pueden obtener los lugareños por vender sus pocos excedentes. En Mizque, la pobreza extrema afecta al 35% de la población y la pobreza al 49,5%. Además, el 82,2% se dedica a la agricultura, que es la principal fuente de sus escasos ingresos. Las familias indígenas de esta zona se enfrentan a grandes dificultades para alimentarse y prosperar.

La organización Municipalistas por la Solidaridad y el Fortalecimiento Institucional (Musol) ha tomado la iniciativa para hacer frente a las circunstancias adversas de la microcuenca Uchama en Mizque. Lo hace a través de un proyecto que se enmarca en un proceso de largo plazo con el que pretende reducir la pobreza de la población del lugar mediante la mejora de la producción agrícola sostenible.

Sin embargo, la cuenca del río Mizque, que se llama igual que la localidad, es muy grande porque está conformada por multitud de microcuencas, pero sobretodo es es muy frágil. Por ello, Musol y CEDESCO, que es la contraparte local de este proyecto en Bolivia, se enfrentan a un desafío: deben reducir la pobreza de la población indígena campesina a la vez que evitan que se degrade la cuenca del rio, cuya situación ya es mala debido al cambio climático y las prácticas agrícolas, que causan la degradación del suelo, la propagación de plagas y enfermedades en los cultivos, lo que afecta a la sostenibilidad de la cuenca y la producción.

Para conseguir su objetivo, el proyecto impulsa técnicas agrícolas innovadoras que contribuyen al manejo integral de la cuenca del río Mizque, además de aumentar y diversificar la producción agrícola para generar mayores ingresos a los lugareños.

La Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo financió en 2019 con 179.288,69 euros este proyecto en la microcuenca Uchama, que empezó el 30 de enero de 2020 y finalizará el 29 de noviembre de 2021. Sin embargo, su inicio coincidió justo cuando la pandemia de la COVID-19 empezaba a afectar Bolivia.

Un año difícil

Las medidas contra la pandemia afectaron de forma grave a los mercados agrícolas bolivianos, lo que hace más difícil todavía la situación en Mizque, donde se desarrolla el proyecto de Musol. Como explica la técnica de esta entidad en Extremadura, Maripaz Vergel, “este año fue difícil acceder a la zona por las restricciones aplicadas por la COVID-19”.

Pese a los obstáculos, apunta, este proyecto de Musol que afecta de forma directa a 1.701 mujeres y 1.694 hombres, continúa su desarrollo. En estos momentos “apoya a las poblaciones locales en la recuperación de sus medios de vida, gravemente afectados por la pandemia”.

Una de las claves para reducir los niveles de pobreza en Mizque es sensibilizar a la población sobre el manejo integral de cuencas. Las técnicas agrícolas inadecuadas y la alta contaminación ponen en riesgo la actividad agrícola y los servicios medioambientales de la misma, en especial la recarga hídricaEn el sistema de una cuenca hidrográfica hay aguas superficiales, como los ríos, y subterráneas, como los acuíferos. De forma simple, la recarga hídrica se produce en las cuencas cuando la lluvia se infiltra en el suelo y llega a las aguas subterráneas de los acuíferos. Cuando se llenan, la lluvia humedece el suelo de la superficie más tiempo y puede empezar a fluir de forma natural formando ríos, arroyos... Como explica Vergel, la duración e intensidad de las sequías en la zona reduce la disponibilidad de agua para riego y otros usos. Al mismo tiempo, el aumento de las lluvias intensas durante periodos cada vez más cortos también contribuyen a la erosión del suelo.

La municipalidad de Mizque carece de un plan que permita una gestión integral y sostenible de la microcuenca Uchama

A esto se une que la municipalidad de Mizque carece de un plan que permita una gestión integral y sostenible de la microcuenca Uchama, que desarrolle sus políticas públicas en la materia y que considere aspectos sociales, ambientales y económicos.

El proyecto de Musol pone el foco en enseñar técnicas agrícolas sostenibles a la población, y pese a la pandemia “muchos productores agrícolas han sido formados y capacitados. Las obras de riego avanzan y pronto se podrá sembrar fuera de temporada de lluvia, lo que duplicará en la práctica las cosechas anuales y, por ende, los ingresos de los lugareños”.

Impacto mayor y sostenible

Musol señala que para lograr un impacto mayor en términos de sostenibilidad de la cuenca del río Mizque se requiere “ampliar mucho más las intervenciones de Manejo Integral de Cuencas (MIC), a nivel micro y a nivel municipal. A nivel micro, con los productores agrícolas hay que trabajar para que incorporen técnicas de MIC en sus cultivos; a nivel municipal, e inclusive intermunicipal, hay que trabajar para que la regulación vele para que la cuenca se proteja y se evite su degradación”.

Esta organización anima a que las agencias de cooperación, como la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID), contribuyan para “ampliar las medidas de MIC a nuevas áreas del municipio de Mizque así como a zonas de la cuenca del Río Mizque en otros municipios”. Asimismo, apunta, las entidades con experiencia en gestión de cuencas, como las confederaciones hidrográficas, “podrían colaborar para mejorar la gobernanza de la cuenca del río Mizque”.

Mientras tanto, Musol y CEDESCO continúan con su labor en la microcuenca Uchama bajo un enfoque innovador que pone énfasis en el manejo integral de la cuenca del Mizque como estrategia win win“Ganar ganar”, traducido del inglés. Esta estrategia consiste en que todas las partes implicadas en un proceso obtengan un beneficio. En este caso se emplea desde un enfoque ecologista, que siempre busca lograr un equilibrio entre las personas y la naturaleza: si el ser humano respeta y protege los entornos naturales estos no se degradan. Si los entornos naturales no se degradan, el ser humano podrá seguir utilizando sus recursos, por tanto win win: todas las partes ganan.: las técnicas agrícolas de manejo integral de la cuenca frenan su degradación y al mismo tiempo mejoran la producción agrícola y los ingresos de las familias indígenas de esta zona de Bolivia. “Este elemento diferenciador es posible gracias a la Ayuda Oficial al Desarrollo de la AEXCID”, indica Vergel desde Musol.

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