La agricultura como motor del desarrollo sostenible en Sierra Leona

Fatmata S. Kanu tiene 50 años. Su edad se considera muy avanzada en Sierra Leona, un país donde la esperanza de vida es una de las más bajas del mundo y apenas supera los 52 años. Fatmata vive en Lungi, en la costa este del país, en el distrito de Port Loko. Para ella y sus vecinos, dedicados a la agricultura y la ganadería de subsistencia, la vida ha cambiado: “Antes no teníamos dinero para pagar las tasas escolares de nuestros hijos y ahora hasta les podemos comprar material escolar”, cuenta.

La Fundación Atabal puso en marcha en enero de 2020, junto a su socia Cedeco, un proyecto para mejorar las condiciones de vida y la seguridad alimentaria de las mujeres y jóvenes de las zonas rurales de Lungi. Con él buscan reducir los elevados niveles de pobreza y hambre. En total, 320 personas se benefician de forma directa.

La cercanía de Lungi con el mar permite que parte de sus habitantes vivan de la pesca, pero la mayoría son pequeños productores dedicados a la agricultura y la ganadería. Los recursos hídricos son muy buenos en la época de lluvia, pero es muy complicado almacenar alimentos para la época seca, a lo que se suma la práctica de una agricultura no mecanizada, que no se desarrolla. La población en Lungi era demasiado pobre y pasaba hambre.

El proyecto de la Fundación Atabal y Cedeco contempla actividades vinculadas a la producción de vegetales mediante la aplicación de buenas prácticas sostenibles en terrenos y huertos comunitarios. También han puesto en marcha una granja avícola para la producción y venta de huevos, y ofrecen un programa teórico-práctico de capacitación agraria.

Para la Fundación Atabal, estas actividades son “muy necesarias en un país tan pobre como Sierra Leona, donde la agricultura es su actividad principal, pero no termina de avanzar”. La baja capacitación, la falta de infraestructuras, la inexistente mecanización agraria y los escasos canales de venta “son los grandes problemas de la agricultura en el país”. Con las acciones del proyecto, “se mejorará mucho la agricultura en la zona y con ello se mejorarán las condiciones de vida y la seguridad alimentaria de las personas beneficiarias”.

Un proyecto necesario en un país pobre

La Junta de Extremadura destinó 167.262 euros de Ayuda Oficial al Desarrollo para que la Fundación Atabal y Cedeco pusieran en marcha este proyecto para impulsar la agricultura en Lungi. La situación de esta zona rural de Sierra Leona ha mejorado, pero el país tiene todavía que enfrentarse a grandes retos: su Índice de Desarrollo Humano está entre los más bajos del mundo, más de la mitad de la población es analfabeta, vive en pobreza extrema y tiene que sobrevivir con menos de 1,90 dólares al día. Además, la tasa de mortalidad en niños y niñas menores de 5 años es de 113,5 por cada mil nacidos vivos.

«La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos: es un problema de derechos humanos»

La Fundación Atabal destaca que la pobreza “va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles: es un problema de derechos humanos, y entre sus distintas manifestaciones figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos, como la educación o la salud”.

El 60,6% de la población de Sierra Leona que trabaja lo hace en agricultura, pero en general esta es de subsistencia. Mejorarla es “muy necesario en un país tan pobre”, subraya la fundación. El proyecto en Lungi tendrá dos años de duración (finalizaría el 31 de marzo de 2022), y cuenta con financiación para otro tercer año por parte de Don Bosco Mondo.

Atabal espera que, una vez pasado este periodo, el plan en Lungi “pueda ser sostenible con los recursos de la financiación y los beneficios que se saquen de la venta de los productos agrícolas y de huevos”. También confían en que este pueda ser “el inicio de una asociación agrícola en Sierra Leona o incluso una futura cooperativa donde todas las beneficiarias formen parte”. Sin embargo, la entidad considera que debe mejorar la implicación del Gobierno de Sierra Leona, “clave para desarrollar una agricultura más avanzada que pueda generar recursos para la población”.

Fatmata S. Kanu se muestra agradecida. El proyecto ha permitido que ella y otras personas beneficiarias compraran semillas para cultivar, cuando antes tenían que pedir dinero a los comerciantes de la ciudad para adquirirlas. Ahora pueden sacar provecho de su tierra. Además, las mujeres beneficiarias han formado un grupo y han mejorado la situación de sus familias: “Era muy difícil ayudar a nuestros maridos con las comidas diarias, pero ahora mi esposo me da 10.000 leones (moneda de Sierra Leona), yo pongo otros 10.000 y tenemos 20.000 para preparar la comida”.

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