‘Artivismo’ en el entorno rural: el arte como motor de la defensa de los derechos humanos

En Zalamea de la Serena, la cultura está en sus genes. Este pueblo extremeño, en pleno corazón de la comarca de La Serena, en Badajoz, se une cada año para representar El alcalde de Zalamea, y recordar la obra dramática que Calderón de la Barca situó aquí. Esa conexión con la cultura ha adoptado nuevas formas, protagonizadas por el arte al servicio de la defensa de los derechos humanos, y materializadas en unos murales realizados por los ilipenses, la población de este lugar con reminiscencias literarias.

Esa es la esencia de la iniciativa impulsada por la Asociación de Desarrollo Rurex, que nació en Zalamea de la Serena en 2013 con el objetivo de fomentar el desarrollo sostenible en los entornos rurales a través de la dinamización, empoderamiento y la puesta en marcha de proyectos de intervención en el ámbito de la participación social, política, medioambiental, económica y cultural.

Entre agosto de 2019 y diciembre de 2020, el proyecto Art Rural, ‘artivismo’ desde lo rural, ha unido el arte y el activismo en una acción innovadora y creativa dirigida a 700 personas, que ha puesto el foco en la participación ciudadana. Junto al Ayuntamiento de Zalamea de la Serena y AEXCID, que ha desembolsado 31.477 euros para este proyecto, Rurex ha creado vínculos para trabajar de manera conjunta el fomento, el respeto, la divulgación y la defensa de los derechos humanos en esta localidad mediante la creación de murales. El arte ha unido a la comunidad educativa, a las asociaciones sin ánimo de lucro, a los y las ‘artivistas’, y a todos los activistas que trabajan por los derechos humanos en Extremadura.

El estilo innovador y original de este proyecto ha tenido una gran acogida: «Ha hecho partícipes a los vecinos y vecinas de la creación de una obra de arte, al tiempo que ha permitido que se comuniquen mensajes transversales que generan conciencia y mirada crítica en las poblaciones rurales y envejecidas», destacan desde Rurex. El arte ha transformado esta iniciativa en algo enriquecedor y atractivo para una población en la que el debate del incumplimiento de los derechos humanos no es una temática habitual en sus rutinas. Rurex apunta a que la falta de concienciación y sensibilización «se hace incluso más potente en las zonas rurales».

Murales para la conciencia

La metodología participativa ha sido un éxito. De entrada, podría parecer aventurado un proyecto tan innovador en una zona rural: «Lo cotidiano en sus discursos no son temas de arte ni de responsabilidades y compromisos», señala esta asociación de desarrollo, que contemplaba ese riesgo en su hipótesis de trabajo. A priori, la falta de información y formación tanto en arte como en derechos humanos, podría haber sido una dificultad a la hora de entender la propuesta. La realidad ha sido otra, y los participantes «sienten como algo suyo los murales resultantes de cada una de las actividades, realizadas para reivindicar la defensa de distintos derechos humanos plasmados en cada uno».

El poder del arte ha sido el hilo conductor que ha permitido transmitir, concienciar, sensibilizar y comunicarse con la ciudadanía, resaltan. La denuncia de la vulneración de los derechos humanos ha convertido a la población de Zalamea de la Serena en un territorio activo en defensa de esos derechos. Al mismo tiempo, «las personas artistas activistas han intercambiado conocimientos con un mismo lenguaje, y han mostrado sensibilidad estética para dar voz a los colectivos que han participado en la realización de los murales».

Tomar conciencia de la defensa de los derechos humanos en el ámbito local es el primer paso para poner de manifiesto los problemas que existen en el mundo. Y el ‘artivismo’ en Zalamea de la Serena es un paso adelante para generar una conciencia más crítica en la población ante las desigualdades y la vulneración de los derechos humanos en todo el mundo.

Los murales realizados por los y las ‘artivistas’ de Zalamea de la Serena son buena muestra de que «es posible realizar proyectos que den voz a la ciudadanía con un mismo lenguaje, el arte, para defender y encabezar a poblaciones rurales en defensa de los derechos humanos».

Entidades como la AEXCID han apoyado la labor de Rurex al trabajar en conjunto y poner el foco en estrategias que aseguren la sostenibilidad de las acciones. También han coordinado y unificado recursos, materiales e infraestructuras, tanto de entidades sociales y públicas, para conseguir los objetivos marcados.

Aunque la iniciativa se ha realizado de forma puntual, desde Rurex subrayan la potencialidad del proyecto y la posibilidad de ejecutar en el futuro otros similares en Zalamea de la Serena para posicionarla como voz en la defensa de los 30 Derechos Humanos desde distintas disciplinas artísticas, y siempre desde un foco rural.

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